¿QUÉ ES LA Neurosis de angustia?

La neurosis de angustia, ampliamente conocida como ansiedad y estrés, es una enfermedad que puede surgir completa o sólo rudimentariamente desarrollada, aislada o en combinación con otras neurosis. Hay casos completos de ansiedad y estrés, pero también hay neurosis mixtas, donde los síntomas de la ansiedad y el estrés aparecen conjuntamente con los de otras enfermedades.

La ansiedad es un estado excitación, intranquilidad o perturbación del ánimo que no permite descanso a los enfermos. Se presenta como un malestar o displacer que se siente a nivel mental. Generalmente se expresa diciendo “no sé lo qué me pasa”.

El estrés y la angustia, en cambio, tienen síntomas corporales: taquicardia, ahogo, palpitaciones, hiperventilación, opresión precordial, alteración del ritmo circulatorio, mareo, sudoración, ataques de pánico, vértigos, bulimia, etc.

Si padeces de ansiedad o de estrés te recomendamos ponerles tratamiento. Son pequeñas cosas cuando duran una noche, una tarde, un instante, pero en su prolongación pueden provocar enfermedades graves y hasta la muerte.

¿Cómo detectar si padeces ansiedad o estrés?

El cuadro clínico de la ansiedad y el estrés comprende los siguientes síntomas:

  • Excitabilidad general. Si te encuentras nervioso y excitable eso indica una acumulación de excitación o una incapacidad para resistirla. Una de sus manifestaciones es una hipersensibilidad con respecto a los ruidos que es muchas veces causa de insomnio.
  • Estado de angustia general como si estuvieras esperando cualquier representación adecuada para justificar esa angustia. Las personas con espera angustiosa prevén siempre acontecimientos terribles, en cada suceso accidental ven el presagio de una desgracia y siempre piensan lo peor cuando se trata de un suceso inseguro. Por ejemplo, una mujer que cada vez que oye toser a su marido propenso a los catarros piensa en la posibilidad de que contraiga una pulmonía mortal y ve en su imaginación pasar el entierro.
  •  Ataques de angustia o de pánico. Consiste en sensación de angustia que puede ir unida a un miedo de morirse o de volverse loco. También puede ir acompañada de sensaciones anormales de cosquilleo, calor o frío que se experimentan en la piel. O a perturbación de funciones físicas como la respiración, la circulación, la inervación vasomotora o la actividad glandular.
  • Algunas de las formas del ataque de angustia son:
    • Con perturbaciones de la actividad cardiaca: palpitaciones, arritmias breves, taquicardia duradera y hasta graves estados de debilidad del corazón, difíciles de diferenciar de una enfermedad orgánica.
    • Con perturbaciones de la respiración: formas diversas de disnea nerviosa, ataques análogos a los de asma, etc. No siempre aparecen acompañados de angustia perceptible.
    • Ataques de sudor, a veces nocturno.
    • Ataques de temblores y convulsiones, fáciles de confundir con los histéricos.
    • Ataques de bulimia, acompañados a veces de vértigos.
    • Diarreas emergentes en forma de ataques.
    • Ataques de vértigo locomotor.
    • Ataques de parestesia (ardor, adormecimiento, sensaciones anormales en la piel).
  • El “pavor nocturnus” de los adultos es una forma del ataque de angustia. Y condiciona la segunda forma del insomnio. El pavor nocturno de los niños también es una forma de la neurosis de angustia.
  • Vértigo. En su forma más leve es un simple mareo. En la más grave es un ataque de vértigo, con angustia o sin ella. Consiste en un malestar, acompañado de la sensación de que el suelo oscila, se hunden en él las piernas y resulta imposible continuar de pie. Las piernas del sujeto tiemblan y se doblan, pesándole como si fuesen de plomo. También aparece vértigo de las alturas.
  • Fobias referentes a las amenazas fisiológicas generales: miedo a las serpientes, a las tormentas, a la oscuridad, a los insectos, etc. Son repugnancias instintivas comunes intensificadas por la angustia. Y agorafogia.
  • Perturbaciones de la actividad digestiva como sensaciones de naúseas y malestar, bulimia y tendencia a la diarrea.
  • Un gran número de reumáticos leves de lo que padecen es de neurosis de angustia. Hay un incremento de la sensibilidad al dolor.
  • Varios síntomas aparecen en forma crónica, siendo más difícil descubrirlos pues la sensación de angustia es menos precisa que en el ataque de angustia. Esto pasa especialmente en la diarrea, el vértigo y las parestesias. El vértigo crónico puede quedar representado por una tendencia duradera al cansancio y la depresión, etc.

¿Cómo detectar si padeces ansiedad o estrés?

La depresión se caracteriza por los siguientes síntomas:

  • Excitabilidad general. Si te encuentras nervioso y excitable eso indica una acumulación de excitación o una incapacidad para resistirla. Una de sus manifestaciones es una hipersensibilidad con respecto a los ruidos que es muchas veces causa de insomnio.
  • Estado de angustia general como si estuvieras esperando cualquier representación adecuada para justificar esa angustia. Las personas con espera angustiosa prevén siempre acontecimientos terribles, en cada suceso accidental ven el presagio de una desgracia y siempre piensan lo peor cuando se trata de un suceso inseguro. Por ejemplo, una mujer que cada vez que oye toser a su marido propenso a los catarros piensa en la posibilidad de que contraiga una pulmonía mortal y ve en su imaginación pasar el entierro.
  •  Ataques de angustia o de pánico. Consiste en sensación de angustia que puede ir unida a un miedo de morirse o de volverse loco. También puede ir acompañada de sensaciones anormales de cosquilleo, calor o frío que se experimentan en la piel. O a perturbación de funciones físicas como la respiración, la circulación, la inervación vasomotora o la actividad glandular.
  • Algunas de las formas del ataque de angustia son:
    • Con perturbaciones de la actividad cardiaca: palpitaciones, arritmias breves, taquicardia duradera y hasta graves estados de debilidad del corazón, difíciles de diferenciar de una enfermedad orgánica.
    • Con perturbaciones de la respiración: formas diversas de disnea nerviosa, ataques análogos a los de asma, etc. No siempre aparecen acompañados de angustia perceptible.
    • Ataques de sudor, a veces nocturno.
    • Ataques de temblores y convulsiones, fáciles de confundir con los histéricos.
    • Ataques de bulimia, acompañados a veces de vértigos.
    • Diarreas emergentes en forma de ataques.
    • Ataques de vértigo locomotor.
    • Ataques de parestesia (ardor, adormecimiento, sensaciones anormales en la piel).
  • El “pavor nocturnus” de los adultos es una forma del ataque de angustia. Y condiciona la segunda forma del insomnio. El pavor nocturno de los niños también es una forma de la neurosis de angustia.
  • Vértigo. En su forma más leve es un simple mareo. En la más grave es un ataque de vértigo, con angustia o sin ella. Consiste en un malestar, acompañado de la sensación de que el suelo oscila, se hunden en él las piernas y resulta imposible continuar de pie. Las piernas del sujeto tiemblan y se doblan, pesándole como si fuesen de plomo. También aparece vértigo de las alturas.
  • Fobias referentes a las amenazas fisiológicas generales: miedo a las serpientes, a las tormentas, a la oscuridad, a los insectos, etc. Son repugnancias instintivas comunes intensificadas por la angustia. Y agorafogia.
  • Perturbaciones de la actividad digestiva como sensaciones de naúseas y malestar, bulimia y tendencia a la diarrea.
  • Un gran número de reumáticos leves de lo que padecen es de neurosis de angustia. Hay un incremento de la sensibilidad al dolor.
  • Varios síntomas aparecen en forma crónica, siendo más difícil descubrirlos pues la sensación de angustia es menos precisa que en el ataque de angustia. Esto pasa especialmente en la diarrea, el vértigo y las parestesias. El vértigo crónico puede quedar representado por una tendencia duradera al cansancio y la depresión, etc.

¿Cómo tratamos la ansiedad y el estrés?

La angustia para el psicoanálisis no es un término peyorativo, sino que es constitutiva del aparato psíquico. Es una señal de que hay algo que le incumbe al sujeto, que le implica. La actitud del sujeto con respecto a sus deseos es singular. Los rechaza, los censura y no quiere saber nada de ellos. Por eso, cada vez que la angustia se presenta debe haber algo que la provoca. Es una señal que nos advierte que estamos ante el deseo. No es algo que podamos eliminar, se trata de aprender a arreglárnoslas con ella. O la angustia nos tiene (nos sostiene como sujetos deseantes) o tenemos angustia (la angustia como síntoma). El paciente ansioso presenta un afán por concluir, por actuar con rapidez. Sensación de urgencia que le lleva a apresurarse en la vida. Necesidad de control de la situación e intolerancia a la incertidumbre.

Mediante conversaciones psicoanalíticas, sin utilizar fármacos, el psicoanálisis permite poner en funcionamiento los mecanismos psíquicos necesarios para la gestión de la angustia y la incertidumbre presentes en la vida.

Beneficios del tratamiento de la ansiedad y el estrés:

  • Reducir el insomnio
  • Mejorar la capacidad laboral
  • Mejorar la salud física
  • Prevenir enfermedades graves
  • Mejorar el bienestar emocional
  • Reducir inhibiciones sociales
  • Mejorar las relaciones sexuales
  • Desarrollar habilidades para gestionar la incertidumbre
  • Mejorar la calidad de vida

Beneficios del tratamiento de la ansiedad y el estrés:

  • Reducir el insomnio
  • Mejorar la capacidad laboral
  • Mejorar la salud física
  • Prevenir enfermedades graves
  • Mejorar el bienestar emocional
  • Reducir inhibiciones sociales
  • Mejorar las relaciones sexuales
  • Desarrollar habilidades para gestionar la incertidumbre
  • Mejorar la calidad de vida

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