Transformar el enamoramiento en amor

El paso del enamoramiento al amor es un punto importante en la relación de pareja. Si el enamoramiento implica una sobrevaloración de la persona amada y de sus cualidades, el amor conlleva la aceptación de la realidad, de la pareja como otro humano que habla, que desea y que comete errores.
El enamoramiento es una especie de enfermedad transitoria que consiste en que la libido (energía sexual) se liga a la persona amada y ésta pasa a ocupar el lugar del ideal del yo del enamorado. Esto quiere decir que se resaltan los atributos de la persona amada, se magnifican. Frente a la humildad del Yo del enamorado, que limita su narcisismo y tiende a la propia minoración frente al objeto de amor.
En el enamoramiento surge la ilusión de que el objeto es amado a causa de sus excelencias psíquicas, cuando más bien es que el enamorado, a causa del enamoramiento,le atribuye unas excelencias que no tiene. Lo que falsea el juicio es una tendencia a la idealización que hace que pase al objeto una parte considerable de amor propio. El objeto sirve para sustituir un ideal propio no alcanzado por el Yo.
Es decir, cuando nos enamoramos de alguien elegimos de un modo narcisista: se elige aquello que posee la perfección que le falta al yo para llegar al ideal. Se ama a sí mismo en el otro, o a un ideal (lo que fui o lo que quiero ser) o a la madre nutriz, o al padre protector.
El amor es un paso después del enamoramiento. Implica aceptar al otro tal cual es con sus defectos y con sus virtudes. Incluye la realidad.
El amor es el sentimiento que permite la reproducción de la especie humana, porque si no fuera por el amor nadie se uniría a nadie. Cada uno de los seres humanos somos para los otros seres humanos como cuerpos extraños. Al encontrarnos no podemos otra cosa que producir reacciones sensibles y, siempre, descontroladas, algo así como las viejas reacciones antígeno anticuerpo o semejante.
Si no fuese por el amor, se acabaría la especie. Pero en ocasiones, las parejas pueden enfermarse antes de aceptar que el otro también es un humano.
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