Hola amigos bienvenidos a este espacio de psicoanálisis y salud mental cuyo objetivo es conversar con ustedes acerca de diferentes temas y cuestiones sobre el psicoanálisis y la salud mental.
El tema de este artículo y vídeo es: ¿Es posible el autoananalizarse?, a colación de un comentario que me hicieron en mi canal de YouTube de psicoanálisis y salud mental, canal de YouTube al que les invito a suscribirse. Y uno de los seguidores del canal, muy emocionado y muy fascinado con los nuevos contenidos que se estaba encontrando, con los nuevos cursos que estaba realizando, había descubierto un filón de oro, una mina de oro, y entonces decía “quiero hacer todos los cursos para conocerme mejor y para resolver todos los problemas psíquicos que yo tengo, todas las dificultades, todos los conflictos y problemas psicológicos”.
Y entonces a partir de ahí yo les lanzo esta pregunta ¿es posible el autoanálisis? ¿Es posible que uno solo pueda psicoanalizarse o que uno solo pueda accediendo a los vídeos que hay colgados en mi canal de YouTube, realizando los cursos, pueda curarse de sus problemas psíquicos?
Siento desilusionarles, siento desilusionar al seguidor del canal de YouTube pero no es posible el autoanálisis, no es posible psicoanalizarse uno solo o psicoanalizarse a sí mismo, ni siquiera para un psicoanalista.
Los psicoanalistas estamos en psicoanálisis con otro psicoanalista que del mismo modo nos escucha. Y podemos hablar libremente y psicoanalizar nuestra psique, nuestros sentimientos más profundos, oscuros, porque todo ser humano tiene esa parte de la personalidad que podríamos decir oscura, en el sentido de que es oscura para uno que es ciego a su propia sobredeterminación inconsciente. Uno es ciego a esos contenidos, a esas emociones, a esas ideas, a esos pensamientos, a esos deseos de los que realmente no quiere saber o no puede saber por el hecho de estar reprimidos, que tienen que ver con afectos, con deseos intolerables para la propia conciencia de uno mismo, por ser deseos prohibidos por la sociedad, prohibidos por la civilización en la que vivimos.
Pero por el hecho de ser prohibido no significa que dejen de existir en el ser humano. Ya saben ustedes que los seres humanos procedemos, tenemos una procedencia animal. Lo que pasa que nos hemos civilizado. A lo largo de la historia de la humanidad hemos adquirido ciertas leyes psíquicas que nos han permitido la civilización. Nos han permitido convivir con otros seres humanos a pesar de nuestros sentimientos de envidia, de celos, de rencor, de hostilidad. A pesar de todo eso, hemos podido reprimir esas tendencias agresivas para vivir en sociedad. Y aún con todo eso, siempre hay personas que se saltan, digamos, esas leyes. Y todos de alguna manera en algún momento determinado estamos en esa posición de decidir si cumplir con las leyes humanas o no, puesto que es una decisión que hay que tomar cada vez.
Bueno pues para eso el psicoanálisis ayuda mucho porque permite hablar, permite pasar por la palabra todos esos pensamientos, afectos, recuerdos, deseos, fantasías que habitan en nosotros y que al pasarlas por la palabra podemos civilizarlas, podemos hacer otra cosa con eso, o simplemente, ya el hecho de poder elaborarlas mediante la palabra produce otros resultados en la vida, en las relaciones, en el trabajo, en la sexualidad, la familia, etcétera.
Es muy importante pasar por la palabra todas estas cuestiones. Es mejor hablar, siempre hablar. Y la propuesta es hablar psicoanalíticamente, es decir, frente a una escucha psicoanalítica. Esto ¿qué significa? La escucha psicoanalítica, la oreja psicoanalítica, por decirlo de alguna manera, es un instrumento de trabajo. Es una máquina que escucha, hace el efecto, es una posición, el efecto de escucha, pero de otra manera, no una escucha que le podría hacer su mamá, o su mujer, o su marido, o sus hijos, sino que es una escucha sin juzgar lo que se está diciendo, es una escucha objetiva, es una escucha que va a permitir la asociación libre de la persona en análisis, es decir, que hable libremente, incluso sorprendiéndose a sí mismo de las cosas que dice, cosas que no diría, que no habría podido decir en ningún otro espacio y en ningún otro lugar por carecer de tiempo o de escucha apropiada o por tener que estar sujeto a lo que se espera de él o de ella en determinadas situaciones.
Bueno pues el psicoanálisis permite esa escucha. Permite la asociación libre. Hablar libremente. Y esa asociación libre va a empezar a proporcionar ya al psicoanalizando un mayor conocimiento sobre sí mismo.
A veces uno va descubriendo cosas de sí mismo que ni siquiera imaginaba o no es capaz de reconocer en sí mismo. Esos sentimientos, esas ideas que generalmente proyecta en otros por ser incapaz de reconocerlas en uno mismo. Bueno esto que les estoy comunicando es para decirles entonces que uno solo no puede, que necesita de otros.
Esto en general pasa con todo en la vida, uno solo no puede hacer nada. Somos sujetos sociales, somos seres sociales. Aislados no somos nada. Es como una palabra sola, no significa nada. La palabra va a tener un significado en función de las otras palabras con las que se combine, con las que se relacione. O como una nota musical, una nota musical sola no es nada, depende de las siguientes notas musicales que se asocian a ella que sea una canción más o menos melodiosa, o que produzca unos efectos, unos sentimientos u otros.
Lo mismo con las personas, las personas solas no pueden hacer nada. Somos sujetos sociales y entonces necesitamos de otros. También para psicoanalizarnos necesitamos de otros. Uno no se puede psicoanalizar solo.
La división en el aparato psíquico, que los psicoanalistas conocemos muy bien, no otras tendencias terapéuticas que desconocen o que no aceptan la existencia del inconsciente, el inconsciente es esa parte de la personalidad que uno no ve pero que, sin embargo, es la más fuerte de la de la mente, la más poderosa, la más potente y que está implicada en todo lo que hacemos, no solo para mal, que ya sé que ustedes están pensando que el inconsciente es algo malo, es algo oscuro que te lleva a hacer cosas indeseables. No. También para bien. También para el crecimiento personal, también para la mejora de las relaciones, para la mejora de la eficacia en el trabajo, para la creación, para el arte, para eso también es fundamental el inconsciente. Es fundamental estar en cierto acuerdo con uno mismo, aún sabiendo que la condición del aparato psíquico es la del desacuerdo o es la del conflicto, es necesario que uno llegue a tener una cierta paz consigo mismo, no estar en una guerra permanente, una guerra atroz consigo mismo, que a uno le puede llevar a enfermarse gravemente o incluso a morir.
Esa tortura que algunos se hacen a sí mismos, de acuerdo, porque también las tendencias sádicas y las tendencias masoquistas habitan en cada uno de ustedes, entonces si uno da rienda suelta a su sádico o da rienda suelta a su masoquista, eso puede convertirse en una relación muy tortuosa y muy dolorosa. Por lo tanto, ven que la relación con uno mismo es compleja. Por lo tanto, uno no se puede conocer a sí mismo todo lo bien que desearía o le gustaría, aunque como ya hemos dicho hay cuestiones, hay facetas de uno que, a veces, le gustaría no confesarse.
Pero siempre es mejor hablar. Siempre es mejor hablar de ello porque al hablar de ello uno lo elabora, o sea, usted lo puede elaborar y los resultados en la realidad van a ser totalmente diferentes.
A veces las personas dudan del poder de la palabra, pero la palabra es muy poderosa. Fíjense ustedes que con una frase pueden hacer a su partenaire la persona más feliz del mundo o la pueden hacer llorar. Con una frase solamente. La palabra es muy poderosa. La palabra abre puertas. La frase correcta en presencia de dinero, por ejemplo, te puede hacer rico. Pero también la palabra te puede cerrar puertas al trabajo, al dinero, a las relaciones y sobre todo, la ausencia de palabra, el silencio, el silencio, a veces uno se esconde en el silencio. Se escuda en el silencio como si con el silencio los otros no fueran a saber de usted. Pero no es así, el silencio también habla. Habla de las personas que no hablen. El que no participen, el que no digan, el que no se impliquen en su propia vida, como esperando que otro desde fuera sea quien tome las riendas o sea quien guíe su vida, su salud, su camino, el camino de su deseo. Siempre es importante seguir el camino del deseo. Conocer cuáles son los deseos para poder transformarlos o para poder gestionar de alguna manera, conociendo ese deseo, teniendo un mayor conocimiento de uno mismo.
Siempre es recomendable hacer una vida guiada por el deseo, eso también proporciona el psicoanálisis. El sacrificio, la renuncia a los propios deseos, ahí hace que empiece la venganza. Cuando uno renuncia a lo que desea hacer, a lo que desea ser, al camino que quiere tomar, acaba vengándose, acaba vengándose y acaba vengándose de los otros, de los que le han hecho renunciar, pero, sobre todo, acaba vengándose de uno mismo por haber cedido y por haber renunciado a su propio deseo. Por eso es importante conocer cuál es su deseo. Para poder trabajar y crecer personalmente en esa dirección.
Sino uno no se lo perdona nunca y empieza una especie de conflicto, de guerra con uno mismo y también con los demás. Porque cuando uno no está contento consigo mismo, contento con su posición en el mundo, contento con lo que hace en la vida, bueno pues también eso se refleja, eso se proyecta en las relaciones, eso se hace material, se hace carne en las relaciones sexuales, en las relaciones familiares, porque si uno no es capaz de darse a uno mismo una buena vida, ¿como va dársela a su pareja o a sus hijos o a sus amigos? Es muy difícil, es muy difícil. Entonces el psicoanálisis es un camino que puede llevar más o menos tiempo, que tiene resultados desde la primera sesión, desde las primeras sesiones, que implica una conversación con un otro, que implica un pacto analítico, que implica el cumplimiento de un pacto.
¿Cuál es el pacto? Bueno pues ir a su sesión a hablar, a decir en voz alta todo o todas las ideas que acudan a su pensamiento y a pagar. Pero ese pacto es muy importante, el respeto de ese pacto, porque en esa relación analítica se va a producir una especie de situación experimental. Es decir, que lo que usted es en la vida, se va a ver en esa relación analítica, pero el psicoanalista está preparado, está formado para poder interpretar eso en el marco de la relación analítica. Para eso usted le paga.
Esto no se podría hacer fuera del análisis. Sería una agresión hacia una persona que no ha convenido ese pacto, que no ha ha pedido no ha solicitado un tratamiento. No se podría interpretar. Que también a veces la gente dice no me analice o al revés psicoanalízame. Bueno sí, pero hay que establecer un acuerdo hay que establecer un pacto de horarios, de honorarios, el número de sesiones semanales. Y es importante el cumplimiento de ese pacto, tanto es así, que al final la relación psicoanalítica llega a convertirse en la relación más importante de la vida de uno, porque no hay nadie, ninguna posición, ni mamá, ni papá, ni hijos, ni mujer, ni amigos, con los que uno pueda mirarse en el espejo tanto como en su psicoanálisis.
El psicoanálisis te va a devolver tu imagen en el espejo y a veces esa imagen, a veces uno se ve un poquito gordo del alma, a veces uno se ve un poquito feo del alma, a veces uno se ve según se va trabajando, se va viendo más bello de su alma, se va viendo en mejor forma de su mente. Pero eso lo da un trabajo, un trabajo analítico que es una persistencia en el análisis, una persistencia en ese ejercicio de hablar libremente, en ese ejercicio de autoconocimiento y autotransformación que es lo que proporciona el tratamiento psicoanalítico.
El tratamiento psicoanalítico es eficaz en muchos tipos de problemas psicológicos: depresión, ansiedad, problemas sexuales, problemas de pareja, problemas familiares, enfermedades psicosomáticas, fobias, histeria, paranoia, esquizofrenia, alucinaciones, enfermedades en el cuerpo, también graves. Debería acompañar siempre el tratamiento psicoanalítico. A todo el mundo. Es para todos. Es una herramienta que todo el mundo tendría que utilizar. Ya lo decía Sigmund Freud “me da vergüenza decirlo, pero todo el mundo necesita psicoanalizarse”. Es, digamos, un detergente para el alma, es un detergente para la mente, es un taller de la mente, para tener la mente en forma, un gimnasio de la mente, para para tomar decisiones adecuadas y correctas, para construir un camino personal, porque todo es producto de una construcción.
La felicidad solo puede hallarse en el camino del trabajo. No hay nada que pueda proporcionarte la felicidad de un día para otro. Ni siquiera que te toque la lotería. Tienes que tener una preparación mental para recibir una gran cantidad de dinero, porque también existe la figura del que fracasa al triunfar, de la persona que se deprime después de llevar mucho tiempo trabajando arduamente para conseguir algo y cuando lo consigues te deprimes.
El aparato psíquico es complejo, es contradictorio. Es como si habitaran varias personas en una persona, porque es que realmente es así. Somos sujetos sociales hasta para eso. Estamos conformados por identificaciones. Identificaciones con los progenitores que son las primeras personas con las que el niño tiene la oportunidad de identificarse. Pero también después con muchas otras personas o personajes que van a ocupar esas posiciones relevantes para el sujeto psíquico y a las que va a utilizar de espejo para mirarse. Pero sin recibir su imagen sino la imagen de los otros.
El psicoanálisis te va a poner el espejo para que tú te mires, para que te veas, para que te conozcas y para que te transformes en la medida de tus posibilidades, puesto que el ritmo siempre va a ser propio de cada persona.
El tratamiento va a ser absolutamente personalizado. No hay dos imaginarios iguales no hay dos personas iguales. Es un tratamiento, es un trabajo que vamos a tener que ir realizando sesión a sesión. Contando con ese trabajo por su parte, el trabajo de asociación libre, y ese trabajo de escucha analítica por mi parte y de interpretación cuando ésta se produzca, como resultado del proceso psicoanalítico.
Entonces, como conclusión, de este artículo de psicoanálisis y salud mental decir que no se puede psicoanalizar ninguna persona sola. Eso no existe. Eso es imposible. No es posible. Siempre se requiere de un otro, en este caso es un otro formado específicamente y especialmente para ocupar esa posición.
Y esa escucha psicoanalítica, entonces, asegúrense, si emprenden su psicoanálisis, que sea con un psicoanalista en formación permanente, en psicoanálisis permanente, que se someta a su vez a esa máquina psicoanalítica y de producción del inconsciente.
Virginia Valdominos es psicóloga y psicoanalista de la Escuela de Psicoanálisis Grupo Cero, en psicoanálisis permanente y en formación permanente. En varios grupos de formación, en supervisión, en psicoanálisis varias veces por semana. Ustedes pueden tener la confianza, la seguridad de que estarán poniendo sus palabras y su tratamiento en un diván que les atenderá de una manera especializada, exquisita y eficaz.
El psicoanálisis es efectivo por supuesto, pero si uno quiere, también es cierto. Hay personas que se psicoanalizan para no cambiar, también para eso es efectivo, pero en todo caso la interpretación también le llegará. No hay psicoanálisis sin interpretación, entonces la interpretación llegará tarde o temprano. El ritmo, como decía, de cada persona es diferente. Los tiempos requeridos son distintos en función de cada uno. No hay dos personas iguales. Además, también realizamos terapia de pareja, terapia familiar, terapias infantiles, terapias para adolescentes, siempre desde la posición y desde el punto de vista psicoanalítico, es decir, considerando los aspectos inconscientes de la personalidad que son, por otra parte, los más determinantes. Lo que sobredetermina todo lo que pasa en nuestras vidas, lo que vemos, lo que escuchamos, lo que sentimos, lo que recordamos, lo que nos gusta, lo que nos disgusta, lo que nos excita, lo que nos tranquiliza, lo que todo, todo, todo, todo está tocado por nuestro psiquismo inconsciente.
Somos sujetos pulsionales. Somos animales tocados por el lenguaje. Y ese proceso de adquisición del lenguaje y todo lo que el lenguaje nos trae como seres humanos es probablemente el responsable de la neurotización del sujeto. Entonces, a todo el mundo le pasa, todo el mundo necesita psicoanalizarse.
No es un mal propio, es algo común a todos los seres humanos. Cuanto antes uno comience a tomar las riendas de su vida, a saber sobre su inconsciente, mejor para su salud mental y mejor para él o para ella y para las personas que les rodean.
Virginia Valdominos
Psicóloga y Psicoanalista del Grupo Cero
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