El aforismo de Miguel Oscar Menassa, “Si tolero no ser el que fui, puedo ser feliz”, nos invita a reflexionar sobre el vínculo entre el cambio personal y la felicidad. Esta breve pero poderosa frase encapsula la esencia de la aceptación del cambio como una vía hacia la plenitud emocional y psicológica. Desarrollar esta idea nos lleva a explorar cómo la capacidad de aceptar nuestra propia transformación es fundamental para alcanzar un estado de felicidad genuino.
La Trampa del Pasado
Uno de los mayores obstáculos para la felicidad es la tendencia humana a aferrarse al pasado. Nos definimos a menudo por lo que fuimos: nuestras experiencias, logros, fracasos y las identidades que hemos construido a lo largo del tiempo. Estas identidades, aunque forman parte de nuestro ser, pueden convertirse en cadenas que nos atan a un estado mental que ya no se corresponde con nuestra realidad presente. De hecho para el psicoanálisis el único ser es el que habla.
El pasado, con todas sus memorias y significados, puede ser tanto una fuente de consuelo como una trampa. Nos sentimos seguros al identificarnos con lo que conocemos, pero este apego puede impedirnos abrazar el cambio y la transformación personal. Cuando insistimos en aferrarnos a quien fuimos, nos privamos de la oportunidad de descubrir nuevas facetas de nosotros mismos y de experimentar la vida de manera plena y auténtica.
La Tolerancia al Cambio
Menassa plantea la tolerancia como una virtud esencial para la felicidad. Tolerar «no ser el que fui» significa aceptar que el cambio es una constante en la vida. A lo largo de nuestras vidas, inevitablemente experimentamos transformaciones físicas, emocionales y psicológicas. Aprender a aceptar estas transformaciones sin resistirnos a ellas nos permite adaptarnos mejor a las nuevas circunstancias y encontrar satisfacción en el proceso de cambio.
La tolerancia al cambio no es un acto de resignación, sino una forma de liberación. Al aceptar que no somos estáticos, sino seres en constante transformación, nos abrimos a la posibilidad de ser felices en el aquí y ahora, sin estar atrapados en la nostalgia por lo que ya no es. Esta aceptación es un reconocimiento de la realidad de la vida, donde la única constante es el cambio.
El Proceso de Ser Feliz
La felicidad, según esta perspectiva, no es un estado permanente o un destino que se alcanza una vez que se cumplen ciertas condiciones. En lugar de eso, se halla en el camino del trabajo de un proceso continuo de adaptación, aceptación y renovación. Cuando toleramos el hecho de que ya no somos quienes fuimos, nos permitimos el lujo de explorar nuevas dimensiones de nuestra identidad y nuestras capacidades.
Este proceso implica dejar ir las expectativas rígidas que hemos establecido sobre nosotros mismos basadas en nuestro pasado. Nos invita a vivir con mayor flexibilidad y apertura, permitiendo que nuestra felicidad surja de nuestra capacidad de vivir plenamente en el presente. Al abrazar el cambio y la incertidumbre, nos liberamos de las limitaciones autoimpuestas y nos permitimos crecer y transformarnos en formas que quizás no habíamos anticipado.
La Felicidad como Resultado de la Transformación Personal
Aceptar «no ser el que fui» nos conduce a una felicidad que no depende de circunstancias externas o de la permanencia de un estado idealizado del ser. En lugar de buscar la felicidad en la estabilidad o en la constancia de una identidad pasada, la encontramos en la fluidez y en la capacidad de adaptarnos y reinventarnos.
La vida nos presenta desafíos y oportunidades que requieren nuevas versiones de nosotros mismos. Al tolerar y aceptar estos cambios, descubrimos que la felicidad no es un objetivo lejano, sino algo que podemos experimentar cada día, a medida que nos adaptamos y transformamos.
Conclusión
El aforismo de Menassa nos ofrece una guía hacia la felicidad que se basa en la aceptación del cambio. Al tolerar «no ser el que fui», abrimos la puerta a nuevas posibilidades y descubrimos que la felicidad está íntimamente ligada a nuestra capacidad de aceptar y adaptarnos a las transformaciones de la vida. En este proceso de aceptación y adaptación, encontramos una felicidad más profunda y duradera, una felicidad que surge del reconocimiento de que la vida es un viaje en constante evolución, y que nuestra verdadera esencia es que no hay esencia, sino que ésta se revela en nuestra capacidad de cambiar y crecer.
El psicoanálisis es una herramienta poderosa para el cambio y la autotransformación. A través de la producción de nuestro deseo inconsciente, podemos producir una energía renovada cada vez, disponerla para la acción en la realidad y liberarnos de las frases que nos atan al pasado. Este proceso nos permite no solo aceptar el cambio, sino también abrazarlo como una oportunidad para crecer y transformarnos hacia versiones más auténticas de nosotros mismos.
Si estás listo para iniciar un viaje de autoconocimiento y transformación, considera el psicoanálisis como un camino hacia una vida más plena y tolerante con tu felicidad, con tu deseo y con tu goce.
¡El primer paso hacia el cambio comienza hoy!
Virginia Valdominos
Psicóloga y Psicoanalista del Grupo Cero
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