Noticias en salud mental. 2 de julio de 2021
La investigación liderada por el Hospital Clínic concluye que la mayoría de desequilibrios se inician durante los primeros 25 años
La adolescencia es una etapa de transformaciones psíquicas muy importantes y sobre todo sexuales. Después del periodo de latencia, periodo temporal que transcurre desde la infancia a la adolescencia, a consecuencia de la represión de la sexualidad infantil y que dará lugar al nacimiento de la sexualidad adulta, de la genitalidad y de la sexualidad puesta al servicio de la reproducción de la especie.
El joven tiene ha tenido que renunciar a sus tendencias pulsionales más fuertes en ese periodo de constitución psicosexual, instalar los diques a la sexualidad infantil, renunciar a la madre como objeto amoroso, buscar una solución a la rivalidad con su padre y viceversa, renunciar al amor incestuoso hacia el padre y solucionar de algún modo la rivalidad y la hostilidad frente a la madre. Y, ahora se enfrentará a, quizás, el reto más impactante de todos, aceptar la diferencia sexual.
No es que existan seres con pene y otros sin pene, sino que existen hombres y mujeres, diferencia radical, puesto que pertenecemos a una especie mortal que tiene que reproducirse por sexuación.
Al mismo tiempo, el joven que debe resolver las dificultades psíquicas que se le plantean, va a experimentar una fuerte corriente libidinal, una intensificación de su erotismo, que deberá dirigir ahora hacia otras personas fuera de su familia.
En ese proceso, se le presentarán los objetos homosexuales y heterosexuales. La diferencia no siempre es bien tolerada y cualquier dificultad de la realidad que frustra su satisfacción pulsional, puede ser tomada por el adolescente como una frustración intolerable que lo lleva a regresar a fases anteriores de su desarrollo psíquico donde se sintió más satisfecho y cómodo y es ahí cuando se producen las regresiones hacia los lugares del desarrollo donde algún componente libidinal especialmente intenso quedó fijado.
Si en ese conflicto gana la satisfacción pulsional, a pesar de los límites que ahora la realidad le plantea al joven, dará como resultado perversión. Si en ese conflicto quien gana es la represión de las representaciones intolerables y sus derivados, resultará una neurosis (histeria, neurosis obsesiva, fobia). La no aceptación de haber perdido algo, y la identificación con eso perdido, dará como resultado a una melancolía. La experimentación de la angustia de castración en el cuerpo, llevará a una neurosis de angustia. Y si lo que se rechaza es la representación intolerable de la inscripción en el inconsciente de la experiencia de la castración, eso dará lugar a una psicosis.
La “ingenuidad” tendenciosa de los medios, la medicina y la psiquiatría no psicoanalíticas, algunos colectivos e instituciones, lleva a creer que los problemas de salud mental en los adolescentes se deben a cambios madurativos del cerebro.
Queremos hacerles saber que los problemas de salud mental en los jóvenes tienen que ver con posiciones psíquicas frente al complejo de Edipo, máquina hominizante, por la que todos pasamos no una, sino muchas veces en la vida, en la que tenemos que aceptar nuestros propios límites como humanos y renunciar a la satisfacción de ciertas tendencias pulsionales infantiles o primitivas que perviven en nosotros y que también pueden encontrar una vía alternativa y saludable de satisfacción llamada sublimación.
Si desea que el psicoanálisis le ayude en su caso en el de su hijo adolescente, puede contactar conmigo a través del siguiente formulario y le responderé lo antes posible.
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