Miguel Oscar Menassa, poeta, médico, psicoanalista y fundador del Grupo Cero, nos ofrece en sus aforismos una visión profunda y, a menudo, paradójica de la condición humana. Uno de sus aforismos más provocadores y reflexivos es: «Si no fuera por mí, sería perfecto». A primera vista, esta frase parece una simple autocrítica, una expresión de modestia o incluso de auto-reproche. Sin embargo, al ahondar en el pensamiento psicoanalítico de Menassa, descubrimos que este aforismo encierra una compleja reflexión sobre la condición humana y la imposibilidad de alcanzar la perfección.
El Yo como Fuente de Imperfección
El aforismo parte de una premisa central: el «yo» es el principal obstáculo para la perfección. Menassa, desde su perspectiva psicoanalítica, sugiere que es precisamente nuestra identidad, nuestro «yo», lo que nos impide ser perfectos. Este «yo» está conformado como un síntoma, por nuestras pulsiones, deseos, inconscientes y, sobre todo, por nuestras limitaciones y contradicciones. En otras palabras, es nuestra condición humana la que nos aleja de cualquier noción de perfección.
En el psicoanálisis, el «yo» es entendido como una construcción que emerge de la interacción entre el inconsciente, el consciente y las influencias externas, como la cultura y la sociedad. Este «yo» no es una entidad pura ni homogénea; es un siervo de conflictos, ambigüedades y deseos que a menudo se contraponen. Es, en esencia, la fuente de nuestra imperfección. Así, Menassa nos confronta con la idea de que la perfección no es alcanzable precisamente porque estamos presentes en nosotros mismos con todas nuestras complejidades.
La Imposibilidad de la Perfección
El concepto de perfección, desde esta óptica, se revela como una ilusión, un ideal inalcanzable que sólo existe en el terreno de lo abstracto. Si pudiéramos eliminar al «yo», quizás entonces podríamos acercarnos a esa perfección teórica. Pero, en ese proceso, perderíamos lo que nos hace humanos: nuestra capacidad de desear, de sufrir, de amar, de equivocarnos y, en última instancia, de hablar, pue es en la interacción de las diferentes instancias del aparato psíquico que se produce lo humano.
Menassa, con su aforismo, no sólo señala la imposibilidad de la perfección, sino que también critica la tendencia humana a buscar esa perfección como un ideal absoluto. El «yo» es, en su visión, una construcción que nunca puede estar completa o libre de contradicciones, y por tanto, nunca puede ser perfecto. Pero, lejos de ser un lamento, esta afirmación puede entenderse como una reivindicación de nuestra humanidad: es precisamente por nuestras imperfecciones que somos quienes somos.
La Paradoja de la Auto-Percepción
Otra capa de significado en el aforismo de Menassa se refiere a la auto-percepción, como si el “yo” fuera un observador externo de su propia vida. El «yo», siendo consciente de sí mismo, siempre estará en un estado de evaluación y crítica, resultado de la tensión entre la percepción del “yo” y la búsqueda de la perfección. Al decir «si no fuera por mí, sería perfecto», Menassa también parece estar señalando la paradoja de la auto-percepción: el «yo» es capaz de reconocerse como imperfecto en comparación con su “ideal del yo”, pero esa misma capacidad de auto-crítica es lo que lo mantiene en un estado de imperfección. Si fuéramos capaces de alejarnos completamente de nosotros mismos, podríamos quizás alcanzar una especie de perfección y dejaríamos de interferir en la función. De ahí que Menassa también recomiende no tener tanta personalidad, es decir, tanto “yo”.
Aceptación de la Imperfección
Finalmente, el aforismo de Menassa puede ser visto como una invitación a aceptar nuestra imperfección como parte de nuestra existencia. La búsqueda de la perfección es, en muchos sentidos, una trampa que nos aleja de la realidad de nuestra condición humana. Al reconocer que es «por mí» que no soy perfecto, Menassa nos insta a aceptar nuestras limitaciones y a vivir con ellas, en lugar de luchar constantemente contra ellas en un intento fútil de alcanzar un ideal inalcanzable.
Conclusión
«Si no fuera por mí, sería perfecto» es un aforismo que, en su aparente simplicidad, nos enfrenta con algunas de las verdades más profundas sobre la condición humana. Miguel Oscar Menassa, con su aguda mirada psicoanalítica, nos recuerda que la perfección es un ideal ilusorio que nunca podrá ser alcanzado mientras exista el «yo» siervo de los diferentes sistemas psíquicos y mediador en nuestras contradicciones y deseos. Este aforismo no es una invitación a la resignación, sino a la aceptación de nuestras imperfecciones como una parte esencial de lo que somos. Al hacerlo, podemos vivir de manera más plena y auténtica, reconociendo que es precisamente nuestra imperfección la que nos define como seres humanos.
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Virginia Valdominos
Psicóloga y Psicoanalista del Grupo Cero
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