La apariencia es que las personas que padecen anorexia no comen, pero lo que los especialistas sabemos es que las personas que sufren esta terrible enfermedad no es que no coman es que comen “nada”.
El tratamiento efectivo de esta enfermedad es psicoanalítico, es decir, tiene en cuenta los factores inconscientes que producen y mantienen los síntomas. Cómo está implicado el deseo inconsciente del paciente en eso que le pasa y decimos inconsciente, porque el paciente no sabe lo que le está pasando hasta que no es interpretado en su tratamiento.
En el tratamiento de la anorexia trabajamos sobre esta estructura inconsciente de la que el padecimiento es un producto efecto.
Tenemos en cuenta los factores pulsionales. La pulsión oral es la que está mediando determinantemente en el caso de los trastornos de la alimentación y específicamente de la anorexia donde hay una regresión a la fase oral de la libido donde se goza especialmente con la boca y se conoce o se rechaza el mundo también por la boca. Y no es que no entre nada en la boca del paciente sino que entra nada, su boca está llena de nada. Nada es algo, es un significante. Indica la ausencia, saborea la ausencia. Y si esto lo llevamos a la relación con la madre nutriz, gracias a esa nada, el niño consigue que la madre dependa de él.
La posición psíquica en el lenguaje del paciente nos permite distinguir entre los diferentes tipos de anorexias en función de las frases que utiliza: Histérica (me da asco, me dan ganas de vomitar); Paranoica (temor a que la comida esté en mal estado, a que le siente mal, a que lo envenenen); Depresiva (no como porque no tengo ganas, no me apetece comer. Hay un desinterés general por todo lo exterior).
El problema de la anoréxica no es sólo un problema con la comida, sino que su posición psíquica le lleva a tener una relación particular con la comida, pero también con las personas, con el amor o con su propia imagen corporal cuya percepción se encuentra distorsionada.
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