Los estímulos pulsionales no proceden del mundo exterior, sino del interior del organismo. Por esta razón actúan de forma diferente sobre lo anímico y exigen, para su supresión, distintos actos: al proceder del interior del cuerpo, la fuga, útil para escapar de estímulos exteriores indeseables, es ineficaz contra la pulsión. Por lo que, ante ellos, el aparato recurre a la represión. Pero la pulsión es irreprimible, siempre alcanza la satisfacción, aunque el sujeto sufra, aunque se angustie, aunque goce de forma histérica o psicosomática. Lo que puede reprimirse es el significante asociado a la pulsión.
La pulsión no actúa nunca como una fuerza de impacto momentánea, sino siempre como una fuerza constante y tiene su propia vectorialización: sale de una fuente, rodea al objeto, retorna a la fuente y alcanza su fin, que siempre es la satisfacción.
Los componentes de la pulsión son:
- Perentoriedad: También llamado empuje o tendencia a la descarga, es la suma de fuerza o cantidad de exigencia de trabajo que representa una pulsión.
- Fin: Es la satisfacción de la pulsión. Solo puede ser alcanzado por la supresión del estado de estimulación de la fuente de la pulsión. Pero existen fuerzas que actúan en contra de que se satisfaga una pulsión en su forma original por lo que podemos representarnos los destinos de la pulsión como modalidades de defensa contra la pulsión.
- Objeto: Cosa en la cual, o por medio de la cual, puede la pulsión alcanzar su satisfacción. Es lo más variable de la pulsión. No es necesariamente algo exterior sino que puede ser una parte del propio cuerpo. Puede ser sustituido indefinidamente por otro, mediante procesos de desplazamiento. Si aparece ligado de un modo especialmente íntimo y estrecho al objeto hablamos de una fijación al objeto.
- Fuente: Proceso somático que se desarrolla en un órgano, o una parte del cuerpo y es representado en la vida anímica por la pulsión. Es la zona erógena, los bordes. Aunque nazca de fuentes somáticas, la pulsión no se da a conocer sino por sus fines.
Las pulsiones son cualitativamente iguales. Su efecto depende de las magnitudes de excitación. Las diferencias de las funciones psíquicas de las pulsiones se deben a la diversidad de las fuentes.
La pulsión da la vuelta al objeto. Lo contornea. Ningún objeto de ninguna necesidad puede satisfacer la pulsión. Aunque la boca quede ahíta, no se satisface con comida, sino con el placer de la boca. No hay parte alguna del trayecto de la pulsión que pueda separarse de su vaivén, de su reversión fundamental, de su carácter circular.